Lucha contra el mar

Casi dos quintas partes de la superficie de Holanda corresponden a tierras antaño sumergidas bajo el mar. Los primeros pobladores construían sus casas sobre montañas de arcilla artificiales. A partir del año 1000 d.C. comenzaron a construir diques y canales de desagüe para arrebatar nuevas tierras al mar.

En primer lugar se construía un muro de contención de arcilla. Luego se reforzaba el lado expuesto a la acción del mar con montañas de ramas, algas, paja o juncos. A continuación se drenaba la zona protegida. La elevación del terreno era suficiente en algunas zonas para drenar la tierra con la marea baja mediante esclusas o compuertas. Pero en otras zonas, situadas al nivel del mar o por debajo, era preciso elevar el agua.

La solución fueron los molinos de viento. El artífice de esta gran innovación fue Jan Leeghwater, un ingeniero hidráulico autodidacta nacido en 1575.

Los molinos empleaban dos tipos de bomba. El primero era la rueda de palas, provista de hojas planas y revestidas de cuero. Al girar la rueda, las palas recogían el agua y la elevaban hasta el nivel del eje. A partir de ahí el agua fluía por un canal. El otro era el torno de Arquímedes: un eje de madera rodeado por una rampa, semejante a un gigantesco sacacorchos. Al girar el torno, el agua ascendía en espiral por la rampa. El torno era capaz de levantar el agua a un nivel superior al de la rueda de palas (hasta 5 m), pero su construcción resultaba más difícil.

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